…en este largo e interminable camino, que inexorablemente recorro sin pausa, no dejan de venir a mi mente reflexiones, como pequeños dardos de cerbatana envenenados, y a veces pienso si no sería mejor poner una venda en los ojos del corazón, para no ver las vicisitudes del mismo, pero no, no puedo, dejar de ver en lo que se está convirtiendo la raza humana, en lo que atesora el hombre en su corazón, la ira, la envidia, el ansia de poder, que provoca guerras, el dinero, maldito dinero, capaz de separar grandes amores, provocar peleas entre hermanos, provocar el hambre y la pobreza en el mundo…mientras el sol se esconde en el horizonte, y da paso a la noche con su manta de estrella, por un momento dejo de pensar y veo tu cara reflejada en la luna provocando en mí un instante de paz, mientras tanto continúo el camino…